Navegantes,
Después de varios meses de entrevistas, promociones, viajes y conciertos con Tierra Firme, ahora sopla el viento del este y me toca cambiar de barco durante una temporada. A finales de este año, retomaré la gira y os emplazo a que nos veamos de nuevo. Han sido unos meses intensos, llenos de instantes inolvidables donde hubo libros, canciones, condones, piedra rock, seda pop y punk crujiente y criminal. Y los conciertos siempre despedidos con «Over the rainbow» de Gene Vincent. Sobre todo, mi principal intención era que nadie saliera decepcionado de una sala. Eso es lo único que me importaba. La conclusión a la que llegué es que somos unos cuantos quienes compartimos una forma firme de estar en el mundo y percibir el rock. Y eso es más de lo que nunca pude imaginar.
Me veo en la obligación de agradecer a quienes vinísteis a algún concierto de la gira o escuchásteis el disco. No puede ser de otra forma porque es un regalo pisar escenarios con esa compañía. Me he sentido respaldado en todo momento cuando miraba al frente. Y también me he sentido a cubierto con la inolvidable tripulación que me rodea. Ángel Miguel, el almirante, guitarrista que lleva desde que teníamos trece años persiguiendo ballenas blancas conmigo. Antón Ceballos, el bajo más alto, el hombre paradójico, fijando posiciones en el mapa y grumete mayor. Alejandro Blanco, batería cedido por la Real Marina Británica, oficial y caballero y aristocrático timonel. Carlos Stro, teclados y sintetizadores (también productor del disco), contramaestre, manejando las jarcias de un barco que no se hundirá. O Fernando Marín, tocando con gusto la mesa de sonido y Zuhaitz de Inda al volante y las circunstancias. También a Big Star, la oficina de management que nos da las cartas de navegación. Y a Esteban Girón por el compromiso y la mirada. Y a todos los promotores que se portaron como valientes.
Antes de que arrecie el viento del este con furia, he querido editar una tema nuevo para que la espera hasta los meses finales del año no se me haga tan larga. Se titula «Viviendo en la entropía» y sirve de contrapunto a «Tierra Firme»: ¿La vida en mar abierto o en cautividad?…¿Dónde se está más libre realmente? Está dedicada a Jeanne Villepreux-Power, la pionera de la biología marina que inventó el acuario. El vídeomar es de Mar-io Viñuela y la exquisita portada de Panci Calvo.
Gracias por todo y hasta pronto,
Igor Paskual
Gijón, mayo del 2016
Subiendo como la espuma, Igor