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La maleta de nadie

Durante la última edición del Festival Internacional de cine de San Sebastián fui a ver “La maleta mexicana” última entrega, esta vez en formato documental de la fantástica y muy rentable historia de los negativos perdidos de Robert Capa, Gerda Taro y David Seymur.

La historia contada de mil maneras distintas está dejando de tener la fascinación de un tesoro con gran trasfondo histórico y social perdido y su búsqueda a través de décadas. Han sido tantas las manos por la que ha pasado esta maleta que ya no pertenece a nadie.


Realmente la política de subvención de los documentales históricos es una tragedia humana. Hay que darle muchas vueltas para poder conseguir los dineros de aquí y de allá, así me explico yo, como en un documental sobre las fotos de la guerra civil española y sus más insignes fotógrafos, aparezcan un directivo de Televisa, los exiliados catalanes y vascos en México, Baltasar Grazón, y Juan Diego Botto, las exumaciones de Aranzadi (por quien siento un profundo respeto) y una pandilla de sonbs neoyorkinos que parecen salidos de una película de Woody Allen contándonos la historia de nuestra guerra civil. Supongo que viniendo firmado por una directora americana, Trisha Ziff que no habla español, hay que recurrir a muchos subterfugios para conseguir que TVE, TV3 y el Ministerio de Cultura pongan su logo y algo más a la gloria de la Agencia Mágnum y de Cornell Capa que ha dado a conocer sabiamente la obra de su hermano caído en combate. De las fotos, en realidad poca cosa, el hilo conductor firme de esta historia de tres de los más míticos fotógrafos, de la creación del fotoperiodismo de guerra, y de su apasionada participación en la guerra civil española se rompe y de las fotos vamos a quien las tuvo unos cuantos años guardadas sin soltarlas hasta que apareció Cornell Capa, cheque en mano, y sobre todo a la exposición de la que poco les falta venderme los tickets y el merchandaising. Al final todo ronda a la vera del negocio, de la grandeza y la emoción, del significado de los negativos, apenas nada, al final solo me queda un regusto amargo.

Estos días veo, con sorpresa, que en el MNAC se vuelven a exponer las fotografías y desde luego, no se deben perder la exposición, son parte de nuestra historia. Aunque como digo, esta maleta ya no es de nadie, finalmente se ha convertido en un negocio muy rentable, para los chicos listos de la Agencia Magnum. Ahora solo falta que estrenen el documental en las correspondientes televisiones que lo subvencionan y todos tan contentos, honrados de que sean otros quienes relaten, a su libre albedrío nuestra historia.

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