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Loquillo: «En la música no hay amigos, esto es una batalla campal, todo el mundo va a la suya»

  • El cantante habla con Aimar Bretos de lo que supuso la pandemia para él, confiesa que le diagnosticaron una enfermedad grave en el cuello y critica el mundo de la música.

Cadena SER 22/05/2023 – 21:32 h CEST

Madrid

José María Sanz es el que se sube al escenario y Loquillo, el que baja. Dice que ese papel le ayuda a defenderse de lo que le rodea porque cuando está en el escenario está en su casa. Cree que sigue siendo el chico «introvertido, solitario, impar e hijo único» que empezó. Ahora tiene 62 años y sabe bien qué le gusta y lo que no. Por ejemplo, tiene claro que le gusta la gente borde: «No me gusta la gente fácil, la gente que abre su corazón de golpe. No me gusta la gente que te lo entrega todo de golpe. Creo que hay un proceso en todo y que hay que ganarse la confianza, la amistad, unos valores… una serie de cosas que, de entrada, no merece nadie que se ponga delante de ti y se crea que es amigo tuyo de toda la vida».

Sus amigos siguen siendo los de antes de ser cantante: «En la música no es que no tenga amigos, es que no hay. Esto sigue siendo una batalla campal desde el primer día. Mis amigos son los tipos que conocí en mi barrio, cuando jugaba al baloncesto. Además, hago todo lo posible por mantenerme al margen. Todo el mundo en este negocio va a la suya y yo voy a la mía», sentencia. Pero lo cierto es que sí tiene muchos amigos en la música, de hecho, trabaja con muchos compañeros desde hace muchos años, como Igor Paskual, que ya le acompañó con Los Trogloditas. Una banda que él mismo decidió abandonar: «Yo inicié una nueva etapa profesional con 46 años. Decidí que era el momento de dar una vuelta de tuerca y hacer algo que en España no se estilaba, que era hacer una carrera adulta. Hay mucho Peter Pan, gente que no quiere crecer nunca».

Sin miedo a la Inteligencia Artificial

Para Loquillo no es una amenaza que la inteligencia artificial esté creando canciones que no se distinguen mucho de las que más venden ahora mismo: «¿Qué es la Inteligencia Artificial sino un nuevo fascismo? No se puede sustituir al ser humano, las máquinas no pueden hacer eso. A ver si nos empezamos a dar cuenta y dejamos de bromear sobre este tema. Esto es muy serio. La gente sigue en el siglo XX pensando que los totalitarismos son unas ideologías políticas, esto es algo mucho más perverso».

Él asegura que pertenece a otro mundo, «donde los músicos eran respetados», y tiene intención de seguir siendo «un artesano» de lo suyo. Cree que su imitar su voz será difícil para la Inteligencia Artificial y que «frente a un ataque, hay una defensa».

«¿Quién dice que en la transición había más libertades? Le voy a recordar una serie de datos»

Considera que ese mundo al que él pertenece «al menos los artistas tenían cojones»: «Yo vengo del punk, coincidió aquí con la transición y los artistas los tenían muy bien puestos entonces». Loquillo recuerda cómo aquellos artistas «luchaban por sus derechos, hablaban de la realidad y tomaban partido si hacía falta». Por eso cree que los creadores tienen que seguir diciendo y pensando lo que quieren: «No podemos autocensurarnos por mucho que pese a algunos».

«Tengo 62 años, ¿de qué tengo que cortarme? Solo faltaría. Y sé de dónde viene este país, por mucho que se nos diga ahora que en la transición había más libertades. Yo digo ¿qué? ¿Quién dice eso? Que me lo presenten, que le voy a recordar una serie de datos, del 73 al 78 por ejemplo, a ver si éramos libres entonces», dice en alusión a las palabras de Miguel Bosé. «Dicen que el mayor invento del diablo es hacernos creer que no existe y también el mayor invento de la dictadura puede ser hacernos creer que no existe», apunta.

«En aquel momento hubo que haber dicho algo»

Loquillo ha recordado durante su entrevista en Hora 25 cómo vivió los años de pandemia. De primeras perdió una gira entera con todo lo que supone eso y luego cogió una furgoneta para poder actuar allí donde se pudiera como se pudiera: «Para nosotros era muy importante no retirarnos y demostrar que la cultura seguía viva. Muchos compañeros de profesión de alto nivel tomaron la decisión de callarse y yo creo que en aquel momento hubo que haber dicho algo», critica.

Ahora está orgulloso de ser la primera banda de rock que consiguió tocar en el Wizink sin estar sentados y de un concierto en el Sonorama de 2020 ante un centenar de personas: «Hubo que picar piedra para que fuera cada vez más gente a los escenarios y se volviera a normalizar este oficio. Como ya se ha normalizado, todos vuelven». Ahora sigue inmerso en su gira, que le llevará, entre otros muchos sitios, al Parque Enrique Tierno Galván, en Madrid, el 17 de junio.

Por último, ha hablado de una canción muy especial para él de su último disco titulada Voluntad de bien: «Se hizo en un momento en el que a mí me diagnosticaron una enfermedad grave en el cuello y me dieron la opción de operarme, pero yo he decidido que esto dura hasta lo que dure». De momento está bien y ha aprendido a vivir al día: «No hago planes por adelantado desde hace algunos años. Disfruto de la vida e intento hacer feliz a los demás y amo la música, que es lo que me hace estar vivo». En su casa tiene el mejor ejemplo para afrontarlo: vive con una persona que lleva 12 años luchando contra el cáncer.

Las entrevistas de Aimar | Loquillo
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